La directora Lucia Bihler traduce esta parábola icónica en una serie de fases de transformación que abordan cuestiones sobre la soledad, la pérdida de confianza, la impotencia y la necesidad de sobrevivir en el mundo actual. De esta manera, aborda la historia del prodigio moderno Franz Kafka, que nació en Praga en 1883 y murió en Kierling, cerca de Viena, en 1924, hace un siglo, de una manera pictórica y muy física.